Titulares

Florecer, a pesar de todo: Murales por la memoria en Sol y Verde

Por Melina Sánchez

A pesar de todo, el día después de las elecciones, artistas plásticos de diferentes rincones del conurbano y de otras provincias -Merlo, Bellavista, Morón, Hurlingham, Córdoba-, se reunieron en torno a la convocatoria de la Asociación Civil Florecer, que se encuentra en el Barrio Sol y Verde, en el Municipio de José C. Paz y que se encarga de acompañar a familias de la zona con talleres para niñes, adolescentes y adultes en la promoción de derechos y acceso a la salud, en deportes, artes, cultura y apoyo escolar.

Florecer esta vez convocó a ilustrar en una serie de murales la historia de lucha de este barrio del conurbano. En esa reconstrucción de la historia del barrio, a través de fotografías y de testimonios, hubo distintos protagonistas de esos momentos. Con ese material de memoria es que trabajaron los muralistas para pintar.

Aunque para quienes pensamos desde la diversidad, la multiculturalidad y la memoria la construcción de «un mundo donde quepan muchos mundos» en los barrios populares, este día de la soberanía fue triste luego del resultado de las elecciones, estes artistas visuales, llegaron a Sol y Verde desde distintos puntos, y compartieron allí una jornada de arte, lucha, colores y reflexiones en torno a la democracia que van quedando plasmadas en las paredes que embellecen el lugar y que ahora, de a poco y con talento y generosidad, están convirtiéndose en una lección de civismo y defensa de derechos. «No hay historia muda. Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la historia humana se niega a callarse la boca.» Esta frase de Eduardo Galeano pintó uno de los muralistas. Ahora son palabras que pueden leerse desde la calle cuando se está por entrar al predio.

Otro mural retrata a les querandíes, habitantes ancestrales de estas tierras, al ladito otro ilustra el histórico Camino real, del que formó parte esta localidad, luego puede verse un pintorezco «castillo» que todavía existe en las cercanías y fuera construído en tiempos donde el conurbano era un lugar de fin de semana para algunos sectores. Justo en el medio de la serie de murales de la memoria, irrumpe una creación colectiva de la que participaron con trazos e ideas varies de les artivistas: el dibujo sobre fondo negro azulado retrata a las fuerzas de seguridad, que tienen caras de calaveras, escudos y armas que son frenados por dos niñes con paletas y pinceles, como síntesis de la lucha real que realizan estos centros comunitarios y estes docentes en el territorio barrial todos los días, rodean la obra, la madre naturaleza avasallada, un camión verde militar que abduce animales y recursos naturales, a pesar de ello hay estrellas. Promediando la tarde, les artistas todavía definían otra ilustración sobre la democracia: el minotauro en el laberinto era el obstáculo para que la gente encuentre el camino, pero lo seguían intentando. El mural de al lado es un homenaje a las mujeres que hacen posibles los espacios comunitarios donde siempre hay calor humano y una comidita rica. Otro homenaje es a la salud pública, el siguiente, nos recuerda los derechos conquistados de las mujeres, enmarcado por una frase de Alejandra Pizarnik. Al fondo de la pared, en colores pasteles y del arco iris se ve una escena protagonizada por las niñeces jugando, destinatarias absolutas de los esfuerzos colectivos.

Siguen los murales, cada uno es una foto de distintos momentos y personas de Sol y Verde. Otra pieza es la que hace alusión a cuando en los noventa un grupo conformado por diez mujeres llegó al barrio para armar una blockera que ayudara a la autoconstrucción con más bajo precio. Un dibujo que todavía está en proceso es el de la huerta y la reunión y unión de quienes la hacen posible. Un genial homenaje puede verse en la obra que retrata lo que supuso el logro ferroviario de la llegada del tren a la localidad. Hay un mural que también retrata, como no podía ser de otra manera, a los emblemáticos cartoneros, al tren nuevamente desde una perspectiva distinta, y se lee en uno de los vagones un «que se vayan todos», ilustrando aquella crisis. El último de los murales del paseo por ahora es sobre otros dos logros y luchas comunitarias: la murga como manifestación cultural, en esta ocasión aparecen una joven y un niño marrones en primer plano, y dos tanques de agua de setenta metros que tienen más de una década y que en un barrio sin agua potable, aún siguen siendo concurridos por la gente que va a carrear baldes de agua a diario y que sin ellos no tendría cómo. La lucha colectiva y el ejercicio de la memoria en los barrios pobres, son prácticas populares que siguen y siguen…

Planean coronar con una presentación formal de la muestra en las paredes del polideportivo, alrededor del 24 de marzo, día de la memoria.

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